Fiel representante de una época donde el turf era una actividad popular, que competía de igual a igual con el fútbol. Zelmar encontró, al igual que otros,  en el «deporte de los reyes» un lugar donde se daba un crisol tanto de clases como de culturas.

Como aficionado, como propietario, como legislador, Zelmar Michelini se acercó al turf desde todos los ámbitos. Incluso en las más duras horas encontró un lugar donde disfrutarlo. No se imaginaba, le dijo a sus hijos, un mundo ideal donde no existieran las carreras de caballos.

Propietario del stud Las Armas, creación de Zelmar y su hermano Pedro, casaquilla celeste, banda, brazales y gorra negra. Su nombre viene de «velar las armas» como decía Don Quijote que hacían los Caballeros antes de la batalla, símil de todo lo previo a una carrera luego de que el pingo está anotado. Lo bautizó Zelmar y los colores los eligió Pedro. Defendieron esos colores en la anterior Maroñas, pingos como Bagdad (ganador del Reyles y el Nacional), lo mismo que Emperol (Reyles y Nacional) y Bazarik, quien llegara segundo en el Ramírez.